martes, 11 de diciembre de 2012

¡¡Qué agobio con lo del cole!!

Este niño, de seis o siete años, lleva razón.

Un alumno puede sentirse bloqueado en su aprendizaje y formación por las persistentes presiones familiares para que los resultados escolares sean los más satisfactorios posibles.

Si, además, se suman las presiones para conseguir buenas notas, ¡siempre las dichosas notas!, de su maestro-tutor y demás docentes que le impartan alguna materia, el bloqueo puede ser duradero en el tiempo y nefasto para el alumno.
 
Ya hemos tratado esto en anteriores colaboraciones. Hay que insistir.
 
Los alumnos, cuando llegan al colegio, ya saben y perciben que es por su bien por lo que hay maestros que les atienden, educan y trabajan con ellos. También conocen que es muy satisfactorio aprender y recibir estímulos adecuados. Y que todos sus compañeros están por destacar en esta empresa.
 
Si lo anterior es así, y lo es, sobran presiones familiares y docentes. Veamos.
 
Hay padres que, en la hora de tutoría o en cualquier parte del colegio donde te encuentren, y en presencia de su hijo, no dudan en decirte que le aprietes en los estudios, que no le dejes pasar ni una, que les mandes deberes, que lo castigues severamente si fuera necesario, etc. Hay buena intención y cierto cariño en esas expresiones…pero no son la mejor manera pedagógica para estimular a la pobre
criatura que escucha atónita a cualquiera de sus progenitores. Aunque en el fondo no se lo crea demasiado.
 
Hay padres, que queriendo lo mejor parea sus hijos, se equivocan en la forma de expresarlo y vivirlo. Puede que ellos no tuvieran la oportunidad de alcanzar un nivel formativo y profesional adecuado y deseen que sus hijos sí lo alcancen. Noble empeño.
 
No sería adecuado que presionasen a su hijo diciéndole que por su culpa se van a estropear los planes vacacionales, que su hermana o su primo obtienen mejores resultados, que lo van a llevar a clases particulares durante las vacaciones, que no verá la tele o tendrá restringidas las salidas de casa…o cualquier otro disparate.
 
Si el hijo quiere acudir al colegio y lo hace con alegría, atiende en clase y realiza las tareas escolares, se relaciona adecuadamente con sus compañeros y profes…habría motivos para felicitarlo aunque los resultados escolares, las dichosas notas, pudieran no cubrir las expectativas de padres y profesores. Hay que premiar y estimular el esfuerzo continuado.
 
¿Hay que elogiar y premiar los “suspensos”? Pues, sí; en casa y en el cole.
 
Siempre que se haga con la convicción, naturalidad y respeto merecidos. No se trata de ironizar con sutileza ya que un alumno que no consiga “aprobados” podría sentirse ridiculizado y ofendido.
 
Un alumno que demuestre cumplir los requisitos señalados anteriormente, y algunos otros que se estimen procedentes, no merece ser recriminado. Los resultados escolares, evaluación continua en los niveles que tratamos, pueden estar mediatizados por el tipo de metodología empleada, la idoneidad del maestro, la adecuada atención personalizada al alumno, la correcta evaluación realizada por el docente, diversas circunstancias que acompañen al alumno al realizar determinadas actividades, etc.

Por si te has perdido, maestro novel de un curso de primero de primaria de un colegio público: Convence a los padres de tus alumnos para que eviten presionar a sus hijos de tan cortas edades con el tema de los resultados escolares y tú haz lo propio. Ya te indicamos hace tiempo que debes insistir ante tus alumnos, y desde el primer día, que al colegio (al menos a tu clase) se va a tener amigos, a jugar, a pasarlo bien, a colaborar y ayudar a los demás, a cuidar lo que nos rodea,.…y a aprender. Y que allí no se va a sacar buenas notas. Si llegan…bienvenidas sean.

Y que cada uno alcanzará el nivel de aprendizaje que sus capacidades y circunstancias permitan sin que derive en un sentimiento de envidia por el nivel que pudieran alcanzar otros compañeros.

Estas recomendaciones (no olvides la forma relajada, próxima y convincente de dirigirte a tus alumnos) debes hacerlas con mucha frecuencia al tiempo que les recordarás la importancia de llegar a ser buena persona, solidaria y formada.

Los alumnos, no presionados, con la aplicación de una eficaz metodología adecuada a su edad y circunstancias, y una relación con sus maestros como la que hemos expresado con anterioridad en estas colaboraciones, intentarán dar de sí todo lo que puedan. Necesitarán sentir la cercanía y dedicación de su maestro, la de su familia… y poco más. Está más que comprobado.

Las diversas inteligencias de los escolares, como dicen los entendidos, se manifestarán en el proceso de aprendizaje de las distintas áreas. Con sus peculiaridades.

Estamos casi seguros que la predisposición hacia el aprendizaje y dominio, por ejemplo de una lengua extranjera, o de un área matemática, se facilita enormemente si los alumnos no están sometidos a una inútil presión. Si, además, gozan de una eficaz metodología y estimulación, y con los profes la relación es como debe ser…los resultados, no las notas, serán gratos para todas las partes implicadas. Incluidas las familias.

¿Y no habrá alumnos necesitados de estrecha vigilancia, severas advertencias, castigos ejemplares y consultas familiares? Puede que…no. No olvides que hablamos de niños de seis-siete años.

Si se necesitaran las circunstancias citadas pudiera ser que la culpa, en parte o gran parte, sea nuestra.

Hemos conocido, y disfrutado, cursos en los que todos los alumnos, o casi, han estado estimulados hacia el aprendizaje y formación personal y social desde el primer día. Algo increíble, pero cierto.

Y no es tan complicado y difícil conseguirlo. Más bien es todo lo contrario.

Repasa, si lo consideras, lo que te hemos dicho desde hace ya ¡cuarenta colaboraciones! (gracias por emplear tu tiempo si has leído algunas) y añade tus propias iniciativas.

Hasta la próxima, si ha lugar.

Saludos.

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